Aquí va el primero de lo que será una serie más larga. ¡Disfrutadlo!:
NOCHES
DE RIAD
ULTIMA NOCHE
Una de la mañana, 16 de
Febrero de 2035. Es lo que indica el reloj digital de mi nueva y
efímera habitación. Me resulta imposible conciliar el sueño, y
creo que jamás lo disfrutaré ya.
Mis palabras podrían
resultar extrañas, pero no se contradicen con la realidad del país
en el que me crié y en el que mi vida terminará. Dentro de nueve
horas, vendrán mis asistentas con la cabeza tapada, pues las nuevas
leyes estatales todavía no las permiten vestir ropa occidental. En
ese momento harán que me ponga mi camisón blanco escotado en un
lugar en el que jamás me dejarían vestir con una prenda así.
Mi cuello desnudo, esa
parte de mi cuerpo larga y morena de la que siempre me sentí
orgullosa y que nunca pude exhibir en las calles en las que crecí,
será al amanecer contemplado por cientos de personas en la Plaza
Deera (1) (un honor que se
me concede debido a mi origen), en donde el frío metal besará mi
nuca, la última caricia que recibirá en este mundo.
No hará falta que me
corten el pelo, ya que desde que llegué a Cambridge, me encanta
sentir la lluvia cayendo sobre mi larga y sensible nuca. Ese centro
de sensaciones y pasiones en el que tanto me hizo sentir el hombre al
que siempre he amado.
Allí comenzó todo,
estaba sentado dos filas más adelante en las primeras clases de
derecho internacional. Todavía hacía calor y el llevaba su camisa
parcialmente desabrochada, jamás había visto a alguien con la piel
tan blanca. Comencé a sentir una amalgama de sensaciones dentro de
mi cuerpo totalmente inauditas, y cuando acabó la clase y el me miró
a los ojos, pude contemplar el color del océano y en su pelo, el del
sol.
Ni siquiera recuerdo como
llegué a mi habitación en el Trinity College (2),
apenas tuve tiempo para quitarme la ropa, mi cuerpo se comportaba
como la caldera que jamás había sido, no podía hacer otra cosa más
que imaginarme besando aquella piel completamente blanca, mientras el
exploraba cada uno de los rincones jamas observados por un hombre.
Comencé a tocar mi
cuello muy lentamente, y sentí cómo mis cervicales se relajaban.
Sin embargo, ese calor tan placentero seguía incrementándose de
manera exponencial. Sin vacilar bajé mis manos hasta mis pechos,
jamás me había fijado en lo preciosos que eran, ni sentido el
placer que me causaba acariciarlos con mi dedo índice. Me imaginé a
aquel hombre besándolos y disfrutándolos, y mi deseo no hizo más
que aumentar al pensar en cómo yo le acariciaba su dorado cabello.
Creo que fue en ese momento cuando mis sentidos explotaron, al
descubrir que mis manos acariciaban ya mi sexo, jugaban con el, y
todo mi cuerpo disfrutaba con ello. En el momento en el que sentí
aquella corriente eléctrica atravesarme, debieron de ser apenas unos
instantes, pude ver su mirada y cómo su boca, besando mi vientre, se
acercaba hasta ese centro de placer y me hacía sentir lo que jamás
había sentido.
Debí de dormir hasta el
día siguiente. Solo recuerdo cómo en sueños aquellos ojos me
miraban durante toda la noche, unos ojos de un azul que jamás en mi
vida había contemplado hasta que los vi por primera vez en una de
mis primeras clases, en la nueva vida que comenzaba en Gran Bretaña.
Sumida en estos
pensamientos, observo nuevamente el reloj. Ya son las nueve de la
mañana, y las asistentas llaman a la puerta de mi fría celda, que
durante esa noche solo consiguió calentar el recuerdo de Patrick.
Sobre una pequeña mesa
dejaron mi camisón, con el que contemplaré Riad por última vez
antes de que el verdugo tape mis ojos y dirija con sus manos mi
cabeza sobre el bloque, calibrando la mejor posición de mi cuello.
Mientras me pongo el
camisón, observo en el espejo de la celda mi cuello, mis pechos, mi
sexo y me vienen a la mente aquellas noches de pasión con Patrick.
Sus caricias, sus labios, sus besos en cada centímetro cuadrado de
mi cuerpo, y pienso si el frío beso del acero me recordará sus
boca.
Me digo a mi misma que ya
es la hora. Afortunadamente la embajada británica consiguió hacer
su trabajo. Ahora soy yo la que llevaré a cabo la tarea que el
destino me ha encomendado para salvar a Patrick.
Patricia Medinaceli
- Plaza Deera: Situada en Riad, Arabia Saudí. Para mas información:
(2).Trinity College: Situado en Cambridge,
Inglaterra, RU. Para mas información:
Me encantan los cuellos, por lo que he sentido una pena especial por tu protagonista. Pero la historia me gusta porque tiene muchas dentro y me gusta imaginarlas. ¿Qué ocurre entre esos dos "besos" de cuello? ¿Nos lo vas a contar?
ResponderEliminarTenemos en común algo al escribir: ambas hacemos nuestras las fijaciones de nuestros personajes. Me engancha tu manera de escribir, es muy peculiar, muy sensitiva y cálida. Plantéate escribir una novela, ¡lo plasmarías! Y tendrías tu público garantizado. ¡¡Me encantas!!
ResponderEliminarMe encanta; tienes una gran facilidad de describir las situaciones con pocas palabras. Me ha gustado estas "vidas paralelas"
ResponderEliminarTu relato tiene fuerza y tienes una forma de escribir con un sello muy personal para transmitir sensaciones, algo que no es nada sencillo. Sigue así. Felicidades !
ResponderEliminarMe gusta ese juego de flas back que introduces y esas preguntas que quedan en el aire esperando respuestas. Si continúas el relato, avísame.
ResponderEliminarMe gusta ese juego de flas back que introduces y esas preguntas que quedan en el aire esperando respuestas. Si continúas el relato, avísame.
ResponderEliminarPrecioso relato cargado de erotismo y sensualidad. Perfecto inicio para una novela ;-)
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